miércoles, 9 de marzo de 2011

Adante Mozzoni: ángel y demonio






Ayer 8 de marzo fue mi cumpleaños, y es un buen momento para escribir sobre mí, pero sería como prologarse a uno mismo, narciso al cuadrado diría Don Alejandro, así que deje todo en manos de una gran periodista, y ahora prológo la nota, narciso al cubo, aquí los resultados.


Desde niño supo ser diferente. Sus geniales chispazos en inframundos rocosos e inaccesibles al público general, su salida del cascarón, todo lo llevó a codearse con lo más selecto de la beuty society. Su eterna búsqueda desembarcó en antiguos libros y música ya olvidada, como consecuencia fue el favorito de los paladares negros de la intelectualidad; artista plástico, escritor de filosos dedos, hombre de medios.

1976. Nacido el día de la mujer, Adante se recuerda a los 5 años copiando dibujos del diario y la guía de teléfonos. De allí en más, 30 años de surrealismo.

Pese a que reniega de cualquier reminiscencia académica, este autodidacta de la vida con estudios en la Facultad de artes plásticas, trabajó en producción de espectáculos, en producción de TV y en radio. Nació y se crió en Manfredi, donde desarrolló lo más cursi y horrible de su obra, según cuenta, la quemó literalmente. Vivió en La Plata, Buenos Aires, Córdoba, Tandil y Benito Juárez.

Pintura de melodía Barroca y sinfonía agridulce como The Verbe, una cuenta de twitter (@Adante76) y una de “Face” (Adante Mozzoni). Todo eso. Pero hay más: y es algo que no muchos saben. Trabajó en una consultora de empresas (MKT), trabajó para una simple y clara empresa de telecomunicaciones e hizo una de las campañas de marketing más recordadas de la marca Pato Pampa. Laburó de Gerente de RRHH en una cadena de supermercados muy conocida en Buenos Aires. Todo eso, “cuando no era yo”. Así se pronunció.

“Soy discípulo de Dios,

aunque a veces

no me atiende el teléfono”

Punkstar sensible a más no poder. Dueño de una voz particular y de una mente y un corazón que no pude comparar con nadie más. Un gigante que se estremece; un hombre con todas las letras que reniega de su condición más básica como tal, el ego y la materialidad. Un decidido bandido de sonrisas, siempre melancólico, sensiblón… Un tipo recio de esos que dio el metal de los 70` en Argentina, pero que prefiere un naif a un fundamentalista. Un cuerpo tatuado 12 veces, que hace todo por amor. Después de todo, quizás las contradicciones empiecen a tomar su cauce.

“Me voy a tatuar las dos mangas:

una con imágenes religiosas

y el otro con dibujos más crap,

con los personajes del chavo”

El que habla es Adante Mozzoni. La voz de todas las mañanas de verano de 97.5 SiempreRock, ahora locutor en el mismo dial pero dueño de la siesta desde marzo.

El que habla es el que me confiesa una obviedad -que su ídolo es su papá-, pero que siempre, siempre puede dar más. “Hay una situación de la que nunca me voy a poder olvidar. Mi familia estuvo muy bien económicamente y cuando lo perdieron todo, mis padres se escondían para que no nos falte nada. Nosotros comíamos y ellos no” apunta en un disparo directo al corazón.

Una bitácora a donde escaparme

“440 nació pensando en que había malas crónicas de rock en Córdoba, algo que sostengo”, cuenta. Con Truman Capote como referente, el último blog de Adante está escrito en clave rock, en un sentimiento de rock con fiebre punk. Y cuando le pregunto sobre cómo se puede comprobar eso me responde: “Es algo parecido a explicar el amor, una asociación de palabras y sentidos”. Así, a secas, hablamos de sinestesia.

Él, además de la pasión que le mete a su blog, escribió un libro que ya tiene editor.

Un genio con errores de ortografía

Confeso buen lector de sí mismo y eterno enamorado, Adante es un niño de 14 años con la maduración de un tipo de 25, sin rastros a la vista de su edad biológica. Ese niño sale en la invención de palabras (a “Chulongo Malergue” me remito), en la espontaneidad, en la sinceridad de su voz, en su “no miedo” a jugar.

“Soy capaz de tomar decisiones radicales”, dice. Y cuando hablamos acerca de si la valentía está en superar o resistir, él admite: “Tengo miedo de salir lastimado y no me puedo quedar a lastimarme un poquito… o me voy o me quedo”. En el soportar hay, sin embargo, cierto patrón de fortaleza que -otra vez- choca con su sensación: “No me quiero creer fuerte, no se si lo soy”.

Otra obviedad: “Soy muy contradictorio” larga, y cita a una estrella del rock nacional que quiere y odia con la misma intensidad (¿serán dicotomías?) Andrés Calamaro: “Defiendo a ultranza mi derecho a ser contradictorio, el día que no lo sea me pego un tiro”.

“Tengo tatuado el símbolo de la Anarquía,

como una anarquía interna que me ayuda a seguir vivo.

Cuando dejas de tener desafíos te ponés viejo y te morís”

Su misión: purificarse para trascender al siguiente plano en un mejor estado, viviendo hasta los 100 o muriendo en 10 años. Tratar de hacerle bien al a gente sin el egoísmo de sentirse bien él. ¿Y reencarnar en un perro?, le pregunto. “No creo que entre”, responde.

¿Estás pagando algo?, insisto más en serio. “Si, todo el tiempo. Todos. Sino, no seríamos seres humanos, estaríamos en un estado superior”, contesta en el mismo tono.

Dice que no existe la involución (esto es, que no podríamos ser peor) y habla de saldo kármico, así como si nada. “Si sigo bien, estaré en una persona más copada que lo que soy ahora, con menos traumas”.

“Ayudar, ser feliz y no ser egoísta, es el único secreto. Cuando logro hacerlo un poco, todo cambia”, me explica el mismo tipo que confiesa que no cambiaría por nada sus libros y que tiene a Borges como autor de cabecera. “Los libros me salvaron la vida, me dieron de comer, yo soy lo que soy por lo que leí, soy lo que leo. Los libros son un escudo, una segunda piel”.

Hay siempre una delgada línea entre lo tácito y el precipicio. Así es él, y no me sorprende cuando le pregunto qué espera de mañana y me escupe un: “No dormirme para ir a trabajar”. Yo sé que solo basta una mirada para que me fulmine con un “¿Lo que sea? Que me llame mi hermano y poder hablar 10 minutos con él”.

- ¿No cometas el crimen varón si no vas a cumplir la condena?

- Sí. Tiene que ver con el ego y con hacerse cargo. No es difícil cometerlo, pero uno sabe cuándo detenerse 48 hs antes. Creo que las buenas intenciones de todo el mundo, pero somos humanos…

La idea final es: “Lo único que doy por sentado es que nada se pierde, que TODO ES PARA SIEMPRE”.

…Como este post.

Jimena Dominguez


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